Carlos Zarlenga, titular para el Mercosur
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Martes, 26 de febrero de 2019
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Planteo de General Motors sobre la situación de la industria en Brasil El titular de General Motors Mercosur, Carlos Zarlenga, lanzó una dura advertencia sobre el futuro de la industria automotriz en Brasil, apenas una semana después de que su competidora Ford anunciara el cierre de una sus fábricas en ese país. A través de una columna de opinión, Zarlenga dijo que las automotrices brasileñas "están generando pérdidas a las casas matrices desde hace años" o, como mucho, "ganancias marginales que no cubren el costo de capital mínimo que se espera para el riesgo de la inversión".
El ejecutivo argentino, quien desde San Pablo maneja tanto la filial de GM de ese país como la de Argentina, publicó este lunes una extensa columna en el diario Valor Económico, donde reclamó al Poder Ejecutivo brasileño una política impositiva y financiera especial para las exportaciones de vehículos y señaló la falta de competitividad de la industria de ese país.
"Es tanto lo que nos impacta esta falta de competitividad generada por cuestiones macroeconómicas (...), que nos condicionamos a compensar las desventajas estructurales y tributarias con eficiencia productiva", dijo Zarlenga. "Nuestras fábricas son una referencia mundial en eficiencia y productividad. Ya hicimos los deberes y aun así las cuentas no cierran".
Zarlenga reclamó al Gobierno brasileño que se aplique un plan para estimular las exportaciones a países por afuera del Mercosur, con desgravaciones impositivas y financiamiento blando. "Debemos ser la única industria en el mundo que, con capacidad instalada de cuatro millones de unidades, no consigue exportar volúmenes significativos ni tener un retorno razonable sobre la inversión", señaló. Y si bien en los últimos años las filiales brasileñas exportaron cientos de miles de autos hacia la Argentina (aproximadamente 600.000 unidades anuales entre mediados de 2016 y mediados de 2018), Zarlenga planteó que ello no es suficiente.
"Exportamos pero poco y principalmente para Sudamérica, cuyas monedas son equivalentes al real y, debido a ello, no generan “hedge” cambiario", dijo.
A la hora de aportar detalles, muchos de los números que mostró Zarlenga revelan no pocos paralelos con la industria automotriz argentina. Algunos ejemplos:
"Todas las cargas impositivas sobre la producción de un vehículo llegan al 50%. Es decir, la mitad del precio de un auto son impuestos", señaló. En la Argentina, según un estudio realizado por la Asociación de Fabricantes de Automotores (ADEFA), la carga de impuestos de un cero kilómetro de fabricación local es aun más alta: 54,8%.
"Las cargas laborales, aun después de la reciente e importante reforma, hacen que la empresa pague un 105% de cargas sobre los salarios. Cada 1.000 reales que gana el trabajador, el costo para el empleador es de 2.050 reales. Y y la larga cadena de la industria automotriz utiliza mucha mano de obra". Si bien fuentes de la industria local señalaron que en la Argentina la carga laboral total no es tan alta como la de Brasil, admitieron que llega a niveles similares. En 2017, el estudio de ADEFA y la consultora Bain arrojó que el ítema "cargas sociales" en Brasil equivalían al 46% del salario de bolsillo y en la Argentina, el 53%.
Costos financieros, logísticos y de energía: Zarlenga comparó los "altos" costos en estos tres ítem en Brasil contra los que rigen en Estados Unidos. Pero con tasas de interés por arriba del 50% anual, el sistema financiero de la Argentina directamente hoy quedó fuera de competencia. Las inversiones que están realizando las automotrices (General Motors incluida) son fondeadas desde el exterior. En cuanto a la logística, el propio presidente Macri señaló hace cuatro meses la necesidad de "bajar los costos del transporte".
En su columna, Zarlenga planteó que "estamos racionalizando la locura de pedir a los inversores que aporten capital para perder dinero en Brasil. Más que una irresponsabilidad, este modelo es insustentable".
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